DÍA 4. Miércoles 11 de diciembre de 2019. COLMAR (ALSACIA-FRANCIA) – ESTRASBURGO (ALSACIA-FRANCIA). Estrasburgo es una de las capitales europeas, pero también es la capital de Alsacia y de la región francesa de Grand Est. Ya la conocíamos de una fugaz visita que hicimos a la ciudad volviendo de nuestro viaje por Normandía -puedes consultar aquella jornada del viaje pulsando aquí-.
Si en aquella ocasión, en pleno verano, ya nos pareció una ciudad preciosa, en Navidad aún prometía serlo mucho más.
Dejamos atrás el área de autocaravanas de Colmar después de hacer el correspondiente vaciado y llenado de aguas y nos pusimos en marcha en dirección a Estrasburgo. Antes de dejar atrás esta preciosa ciudad quisimos ver una de las curiosidades que oculta.
Como ya comentamos en la entrada anterior, Auguste Bartholdi, el diseñador y arquitecto de la icónica Estatua de la Libertad de New York nació en Colmar. Su ciudad natal, como homenaje, instaló una réplica de 12 metros de altura de la universalmente conocida escultura. Nos dirigimos a la confluencia de la Route de Strasbourg con la Rue Curie. Allí, en el centro de una concurrida rotonda se encontraba la Estatua de la Libertad.
La verdad es que el lugar donde está instalada nos decepcionó bastante. Si el objetivo era hacer un homenaje a este hijo predilecto de Colmar, una simple rotonda a las afueras no nos pareció el lugar más apropiado.
Aprovechamos la parada para repostar el depósito de GLP. No queríamos arriesgarnos a quedarnos sin calefacción ya que hacía bastante frío y estaba empezando a caer agua nieve. En ese momento aún no lo sabíamos, pero iba a ser un día nefasto climatológicamente hablando.
Mientras conducíamos hasta el destino nos fuimos planteando dónde íbamos a dejar nuestro vehículo. Después de descartar diversas opciones optamos por ir sobre seguro. Nos dirigimos al Camping Strasbourg. Nos ofrecieron la opción de ocupar una parcela o instalarnos en una plaza de aparcamiento para autocaravanas. Nos decantamos por la segunda opción. Era más barata -26,40 €/24- y además nos incluía todos los servicios del camping. Al fin y al cabo, no íbamos a pasar mucho rato en las instalaciones.
La temperatura se estabilizó en unos 3ºC y la lluvia se intensificó bastante. Tomamos unos paraguas, un plano de la ciudad y nos dirigimos a la entrada del camping para coger el autobús de la línea 2 que nos dejaría en el centro de Estrasburgo. En el trayecto coincidimos con una amable pareja catalana que eran asiduos de los mercados navideños. Charlamos un rato con ellos y nos fueron poniendo al día sobre la temática.
El centro histórico de Estrasburgo se encuentra ubicado en una isla fluvial que forma el río Ill llamada Grande Île de Strasbourg. Gracias al gran patrimonio cultural de la Edad Media, en 1988 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En todos los accesos a la isla había que pasar estrictos controles de seguridad, tanto por parte de la policía como por miembros de seguridad privada. Enseñamos nuestras mochilas y nos sometimos a un registro corporal superficial. La zona insular estaba totalmente cerrada al tráfico rodado. Únicamente podían acceder los vehículos acreditados.
Echamos un vistazo al plano de la ciudad para orientarnos y comenzar la visita. En Estrasburgo, para esa fecha, había nada más y nada menos que nueve mercados de Navidad y tres árboles gigantes. Es cierto que algunos de los mercados son bastante pequeños ya que no superan las 15 o 20 casetas.
Al igual que en Colmar, cada Marché de Noël está orientado hacia algún sector comercial concreto.
1.- Mercado de la Place Kléber. Esta famosa plaza está considerada uno de los centros neurálgicos de la ciudad. El mercado instalado en ella tenía fines solidarios, era un Village du Partage. Diversos colectivos de corte caritativo, humanitario y solidario habían montado allí sus casetas. Por si fuera poco, es el lugar donde luce el árbol de Navidad más alto y la pista de patinaje.
2.- Mercado de la Place de la Cathédrale. El lugar más emblemático de Estrasburgo con su catedral gótica con 142 metros de altura. Para nosotros, junto con la de Ruen, la más espectacular que hemos visto nunca. Aquí se encuentra al mercado de Navidad más grande y típico de la ciudad.
3.- Mercado de la Place du Château. Ubicado muy próximo al anterior y dedicado a diferentes espectáculos como marionetas, cuentos, historias o villancicos.
4.- Mercado de la Place du Temple Neuf. Localizado en le Carré d’Or, es quizás el más comercial de todos los mercados.
5.- Mercado de la Place Gutenberg. Cada año la ciudad de Estrasburgo dedica uno de sus mercados a otros países. En esta edición el de la Place Gutemberg homenajeaba al país del Líbano. En él se podían adquirir y consumir productos típicos de ese país.
6.- Mercado du Marché aux Poissons. El mercado gastronómico por definición. Lugar para degustar las especialidades locales.
7.- Mercado de la Place St Thomas. Uno de los mercados más discretos y pequeños de los que visitamos en la ciudad.
8.- Mercado de la Place Broglie. Dedicado exclusivamente a la comercialización de productos artesanos de la corporación del Bajo Rhin.
9.- Mercado de la Place Benjamin Zix. Su ubicación en el barrio de la Petite France hace que sea de los más bonitos gracias a la belleza del entorno.
A estos nueve mercados hay que añadir el que se encuentra en la Place Grimmeissen. Es el llamado Marché OFF, un mercado de Navidad de corte alternativo que ofrece «otra» perspectiva del Noël mediante talleres creativos, conciertos o DJ.
Llovía bastante y hacía mucho frío. Las manos, con solo sostener el paraguas en ellas, se nos quedaban prácticamente heladas. Nos dirigimos a la zona de la Catedral, una de nuestras favoritas de la ciudad, para entrar en el Mercado de la Place de la Cathédrale.
Paseamos un rato por el Mercado de la Place de la Cathédral mirando de reojo al cielo que, por momentos, alternaba la lluvia con el agua-nieve. La verdad es que la climatología nos estaba estropeando bastante la visita.
Pedimos un vin chaud -vino de alsacia con especias que se sirve caliente- y unas salchichas para combatir el frío. Mientras comíamos aquellos consistentes bocadillos nos perdimos sin rumbo fijo por las calles cercanas a la Catedral simplemente disfrutando de la decoración de las casas y las plazas de la zona. Llegamos al vecino mercado de la Place du Château.
Hacía tanto frío y la lluvia molestaba tanto que a ratos íbamos entrando en alguna tienda para calentarnos un poco. Si el exterior de los edificios es bonito, el interior no lo es menos. Las decoraciones son simplemente exquisitas. La belleza de la antigua arquitectura en madera de las centenarias casas típicas alsacianas no hacen más que ensalzarla. Algún que otro souvenir típico de la zona se vino con nosotros.
Ciertamente no habíamos tenido suerte con el día que nos había tocado. No paraba de llover y hacía muchísimo frío. Llegamos al Mercado de la Place du Marché-aux-Poissons, dedicado a la gastronomía. No tomamos nada porque ya había caído algún que otro vin chaud acompañados de unas espectaculares salchichas gigantes. Ya íbamos más que servidos.
Atravesamos bajo una intensa lluvia el Mercado de la Place Gutemberg, dedicado este año al país del Líbano, para dirigirnos al Mercado de la Place Kléber.
Afortunadamente, al llegar, la lluvia nos dio un pequeño respiro. Gracias a ello pudimos disfrutar del Grand Sapin, un árbol de navidad simplemente espectacular. Sus cifras lo dicen todo: 80 años de edad, 30 metros de altura, 10 toneladas de peso y 14 metros de envergadura. Todo un gigante vivo que domina el centro de la Place Kléber.
Paseamos un buen rato por la plaza, uno de los centros neurálgicos de Estrasburgo mientras disfrutábamos de la decoración. El mercado, instalado con fines solidarios, también nos pareció muy atractivo.
Pensamos que sería mucho más bonito cuando oscureciese y la iluminación del gigantesco árbol navideño se pusiera en marcha. Había que volver más tarde para descubrirla. Decidimos acercarnos mientras tanto al vecino Mercado de la Place du Temple-Neuf.
Aunque realmente es el más comercial por su ubicación junto al Carré d’or, nos gustó por la elaborada ornamentación de las tiendas. Cualquier comercio, fuera cual fuera su actividad, estaba perfectamente engalardonado para la ocasión. Desde allí nos acercamos al Mercado de la Place Broglie, dedicado a las corporaciones artesanales del Bajo Rhin.
Aprovechando la tregua que nos estaba dando la lluvia decidimos cruzar a la otra punta de la Grande Île para visitar el pequeño Mercado de la Place St. Thomas. Durante el recorrido a pie pudimos disfrutar de la animada música que tocaban algunas orquestas callejeras. La verdad es que animaban mucho el ambiente.
Muy cerca teníamos el Mercado de la Place Benjamin Zix. Este nos atraía especialmente, más que por el mercado en sí, por su ubicación en el precioso barrio de la Petite France. Esta zona de Estrasburgo la recordábamos especialmente bonita de nuestra visita durante el verano -puedes consultar aquel día entrando aquí-.
El entorno arquitectónico de las casas típicas alsacianas junto al entramado de canales le confiere al barrio una belleza especial. Lamentablemente el día no ayudaba en absoluto. La lluvia apareció de nuevo, incluso con cierta intensidad durante algunos momentos, lo que provocó que no fuese posible disfrutar de la Petite France como habíamos hecho unos meses antes.
Empezábamos a estar hartos de tanta lluvia. Llevábamos toda la mañana y parte de la tarde caminando bajo ella. Pensamos que hacer la ruta en barco por el canal podría ser una buena forma de entrar en calor y descansar de los paraguas. Eso hicimos.
Nos dirigimos de nuevo al centro y elegimos la empresa Batorama para navegar por los canales. Se trata de una visita fluvial con audioguía en diversos idiomas que permite ir descubriendo diversos lugares históricos de la ciudad. Pagamos los tickets al precio de 13 euros y nos embarcamos.
Durante el recorrido pueden admirarse desde los lugares más antiguos y emblemáticos de la ciudad como los Ponts Couverts del siglo XII, hasta los más modernos como las instituciones europeas donde se ubican las sedes del Parlamento Europeo, el Consejo de Europa o la Corte Internacional de Derechos Humanos.
Conforme avanzábamos en el recorrido fluvial, la oscuridad iba ganando terreno. La forma redondeada de la cúpula de la embarcación junto con el agua de la lluvia que resbalaba sobre ella convirtió en una misión imposible hacer fotos de una mínima calidad.
Sin embargo, ello no impidió que descubriéramos curiosidades de la ciudad como el origen del nombre del barrio de La Petite France. Durante la ocupación germana, muchos soldados franceses contraían enfermedades venéreas que los conducían directamente al hospital que se encontraba en ese barrio. Los ciudadanos de Estrasburgo decían que había más soldados franceses en el hospital que en la misma Francia. De ahí que a la zona se la conociera como la Petite France.
Finalmente bajamos de la embarcación ya en plena oscuridad nocturna. A todos los visitantes nos obsequiaron con un gorro de Papa Noel de color verde. Era la hora de descubrir la Navidad de Estrasburgo bajo la iluminación navideña. Por cercanía al embarcadero nos dirigimos a la zona de la catedral.
El mercado y toda la zona en general había cambiado de aspecto totalmente con la llegada de la iluminación nocturna. Nos pasó exactamente lo mismo que la jornada anterior en Colmar: había dos ciudades completamente diferentes en el mismo lugar según el momento del día en que nos encontráramos.
Paseamos por las calles de los alrededores de la Catedral simplemente disfrutando de las luces de colores y la ambientación de los locales.
Vimos una tienda de la franquicia Käthe Wohlfahrt. Se trata de una cadena de comercios especializados en productos navideños. Entramos en ella a echar una ojeada. Realmente, en lo que se refiere a decoración navideña, lo tienen absolutamente todo. Desde los diseños más clásicos hasta los más vanguardistas. No pudimos resistirnos a comprar algún adorno para lucirlo a la vuelta en el árbol de nuestra casa.
Se hacía tarde y había que ir volviendo a nuestra Snaky que estaba aparcada en el camping a las afueras de la ciudad. De camino quisimos pasar de nuevo por la Plaza Kléber ¡Había que ver le Grand Sapin iluminado!
El paseo de vuelta hacia el autobús fue entretenido. El simple hecho de ir caminando entre aquellas calles iluminadas ya era todo un espectáculo para los sentidos.
De camino paramos en una de esas boulangeries -panaderías- tan espectaculares que hay en Francia y compramos pan. Nos llamó atención una especie de brioche con forma humana. Son los conocidos como Mannele o Petit Bonhomme, un pequeño brioche con forma de persona de tradición germana que preparan los panaderos para San Nicolás. Compramos un par de ellos.
Llegamos al camping cansados, mojados, con la humedad incrustada en los huesos y una permanente sensación de frío en el cuerpo. La calefacción de nuestra autocaravana nos hizo entrar en calor rápidamente. Siempre decimos que nuestra autocaravana es nuestro segundo hogar, pero en esta ocasión, al entrar en ella sentimos una especial sensación muy reconfortante como nunca nos habíamos sentido antes ¡Estamos en casa! – pensamos.
Habíamos visitado los mercados de Estrasburgo bajo una climatología que no nos había acompañado nada ¡No había sido el mejor día, pero mañana sería mejor!
Los viajes de Snaky 